Haití y el vudú son la cuna de la tradición oral de los zombie. Se dice que viene de los tiempos de la esclavitud y opresión. No me extraña, el ser humano construye un mundo alternativo en tiempos difíciles, prueba de ello es la Música Góspel, por ejemplo.
Hoy no somos esclavos evidentes, no vamos con la ropa rasgada, ni olemos mal, ni tenemos hábitos de comida "exóticos", pero sí somos una especie de muertos sociales porque nos han quitado nuestra identidad propia, igual que a los esclavos haitianos. Nos han normalizado y nosotros lo permitimos a diario. Pero eso no es lo peor, la esclavitud verdadera es creernos a pie juntillas que somos la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Y es que apostamos a ciegas cualquier precio jurando que somos incapaces de hacer tal o cual cosa o negando con vehemencia sentir emociones que no toleramos. En terapia me conmueve escuchar a mis pacientes frases tan lapidarias como: "soy incapaz de decirle que No a mi marido", "jamás he sentido rabia contra mi madre", "YO soy un hombre pacífico", "yo no soy de esas personas que..." , "tengo que ser fuerte", "¿yo triste? ¡jamás!", "si me alegro por algo, seguro que después me cae una desgracia". Y suma y sigue.
Y me conmueven porque yo misma me creí este tipo de sentencias y sigo creyendo en mi imagen. Una esclavitud.

No hacer las cosas mecánicamente: encontrar al hechicero y romper el hechizo
Adolecemos de falta de atención, eso es todo. Observarnos es el antídoto. Mirarnos sin juicio, pero con responsabilidad nos da la cable de nuestros mecanismos y del hechizo del que somos víctimas. Nuestra pasividad nos convierte en zombies al alero de un hechizo del cual somos el mago y la pócima, arquitectos de la cárcel y jueces de la condena.
Cuando me observo y me responsabilizo de que también soy capaz de decir NO, sentir rabia, estar triste o festejarme, habito mi parte zombie. Me doy vida, me deshago del hechizo y del nigromante. En fin, restablezco el equilibrio organísmico que es la columna vertebral de la Terapia Gestalt, de esta forma puedo darme una vida de bienestar no llevando a cuesta la negación de buena parte de lo que me constituye como ser humano.
Reseña
De Casso, P., (2003). Gestalt, Terapia de la Autenticidad: la vida y obra de Frizt Perls. Barcelona: Kairós.