¿Qué es la neurosis?
En mi blog, “La neurosis como evitación y como trastorno del crecimiento en Terapia Gestalt”, hago referencia a la definición de Fritz Perls sobre la neurosis: síntoma de una maduración incompleta. La maduración estaría dada por el tránsito entre el apoyo ambiental -del cual todos necesitamos en un primer momento – al autoapoyo. El concepto de neurosis de Perls está más relacionado con la educación que con la medicina, pues va orientado hacia el aprendizaje que tenga la persona en su camino hacia el impasse: punto en el que el apoyo externo ya no existe y el interno no se ha formado todavía.
Es este punto el que en general evitamos aferrándonos al apoyo externo, como niños a la falda de mamá, principalmente porque no nos fiamos de que seamos capaces de autogeneranos el apoyo necesario y además porque fantaseamos con que algo terrible nos ocurrirá si probamos a ser responsables de nuestra propia vida.
Capas o estratos de la neurosis según F. Perls
Dentro de una visión más completa de la estructura de la neurosis de Fritz Perls, la dividió en cinco estratos que va de más a menos superficial y son las capas que la persona va atravesando cuando profundiza y comienza a ser consciente de sus mencanismos neuróticos.
El primer estrato es el de los clichés. Es la capa más superficial y donde se mueven las buenas formas del trato casual. Tenemos conversaciones así a diario en donde no se escucha ni se dice nada, en donde no nos miramos a los ojos ni nos vinculamos. Es el estrato más mecánico, más automático y más frío.
La segunda capa es la de Eric Berne o Sigmund Freud, que es donde se juegan o se representan los roles. Este estrato se refiere al personaje que representamos ante los demás: al matón, al niño bueno, a la seductora, etc., que no son más que medios de manipulación para lograr lo que se quiere del ambiente. Perls dice de los roles que son estrategias superficiales y sociales de vinculación. Clichés y roles componen el estrato del “como si”. Es decir, vamos por la vida “como si” fuera una persona segura, por ejemplo, y tengo una cantidad enorme de estrategias aprendidas e inconscientes para que ni los demás ni yo misma me de cuenta de mi inseguridad ni vulnerabilidad.

Si el sujeto es capaz de traspasar los roles y el “como sí”, se enfrenta al tercer estrato de la neurosis:
El impasse. Aquí se vivencia la antiexistencia pues al dejar el rol de lado, el sujeto ya no sabe quién es. Aquí es donde generalmente vienen las crisis porque el rol ya no sirve, no acomoda, ni da bienestar, pero no sabemos “vivir sin el”. Estamos en tierra de nadie. Es es este momento – ojalá antes – donde yo siento que el acompañamiento terapéutico se hace más que nunca necesario porque para atravesar dicho impasse es imprescindible que la persona se fíe de que puede sostenerse a sí misma, pero para eso tenemos primero que apoyarnos en alguien que le enseñe a confiar.
Tras el impasse surge la cuarta capa o estrato: muerte o implosión. La idea aquí es lograr un contacto verdadero con lo muerto que da como resultado la explosión, la quinta y última capa de la neurosis. En ella, la muerte retorna a la vida mediante la vivencia y expresión de las emociones genuinas del sujeto. Al tener contacto con lo muerto que hay dentro, con lo inhabitado, el sujeto conoce de sí lo que ha reprimido o guardado durante toda su vida porque lo rechaza. El que se vio siempre como una persona correcta, seria, exigente y reprime su torpeza, por ejemplo, en cuanto la ve, al mismo tiempo que habita lo “muerto”, le da vida a eso “muerto” y, no es de extrañar que, tras el primer impacto, explote en rabia o en llanto. Desde mi experiencia personal y profesional, dicha explosión es más liberadora que destructiva y la experiencia de traspasarla da la verdadera sensación de bienestar que, desde nuestra neurosis, buscamos una y otra vez fuera sin darnos cuenta de que somos responsables absolutos de nuestro bienestar emocional.
Reseña
De Casso, P., (2003). Gestalt, Terapia de la Autenticidad. Barcelona: Kairós.