Publicado el 23/07/2012 por Paulina Ramírez
Cómo lidiar con ciertas emociones es un blog que expone cómo entendemos en Terapia Gestalt que sería sano gestionar nuestras emociones y así avanzar hacia una forma más íntegral y sana de vivir las relaciones con otras personas y con nosotros mismos.
Este blog está dividido en cinco partes que tienen como hilo conductor las emociones, pero que en cada entrada se habla de una diferente. El primer capítulo es: ¿Por qué la rabia es tan inadecuada?, el segundo: Las distintas caras de la tristeza, el tercero: La mala fama del miedo, el cuarto: La falsa insoportabilidad al dolor y el quinto: la adicción a la alegría.

Miedo real: instintivo
Todos sabemos que el miedo es una emoción muy útil. Al igual que el dolor, el miedo es un mensaje instantáneo que nos puede salvar la vida. Correr para sobrevivir es responder de forma sana al peligro. Protegernos ante una amenaza es algo que hacemos casi sin pensar. Pero en la sociedad actual, nuestros miedos son de otra naturaleza y responden más bien a evitar tener contacto con nosotros mismos. Tememos a nuestra “naturaleza salvaje” y nos perdemos el experimentar el poder transformador de sentirnos.

Miedo Mental: el monstruo de ochenta cabezas
El miedo de los ansiosos y el de los fóbicos es un buen ejemplo del miedo mental. Dicho miedo no nos salva la vida, más bien nos la estropea, y hay muchas fobias distintas, mucha gente con ansiedad y, en fin, muchos monstruos de ochenta cabezas que nos distraen de nosotros mismos.
Cada uno de nosotros hemos construido un monstruo particular que hace que descuidemos el sentido real que tiene el miedo como emoción y mensaje.
¿Qué hacer con el miedo mental?
El sentido del miedo mental está basado en nuestra biografía y el mensaje tiene que ver con averiguar qué estamos evitando, y qué beneficios nos aporta el hacerlo. La idea es estar atentos y no evitativos, es la única forma de que el monstruo vaya perdiendo fuerza y veamos el mensaje de nuestro miedo real.
Catalina, mi paciente de 30 años, teme sobremanera tener una pareja estable y busca que la abandonen en cuanto ve que la relación se pone más seria de lo que ella quiere. Ella dice que si los hombres se acercan mucho, seguro que le van a hacer daño y está convencida de que lo mejor es salir huyendo. Catalina evita el dolor por el posible abandono que pueda sufrir. Este patrón de relación lo construyó desde muy niña al ver que su padre - por cuestiones de trabajo - una y otra vez la dejaba a merced de una madre muy estricta. El trabajo terapéutico con mi paciente es deshacer el patrón de relación, pero primero ver cuál es el beneficio que tiene. En la última sesión Catalina descubrió que lo que evita es enfrentarse al dolor del abandono reiterado de su padre y a la frialdad y austeridad emocional de su madre - que es así como ella lo vivió de niña-. “Cuando mi padre estaba en casa todo era entretenido y yo me sentía segura. Podía sentir su amor, pero cuando se iba, ni siquiera podía salir a la calle a jugar con mis amigos porque mi madre me lo prohibía” En Catalina ha quedado asociado emocionalmente el cariño al abandono y ante la posibilidad de sentirse abandonada de nuevo, es ella quien se va.

¿Qué hacer para salir de este circulo vicioso del miedo al miedo?: Sentir el miedo real.
Atravesar el muro que nos impide sentirlo. Al día de hoy, Catalina está comenzando a descubrir corporal y emocionalmente el miedo reprimido de niña. Está siendo una experiencia muy rica en cuanto que ha obtenido mucha información de ella misma, : “soy más capaz de lo que yo creía de pasar por este miedo” y además está enamorada de un chico y , aunque con mucho miedo, se está dejando estar en la situación sin salir huyendo. Sin huir del miedo, la vida se antoja menos abandonable.
Reseña
Naranjo C., (2007). El eneagrama de la sociedad. Males del mundo, males del alma. Vitoria-Gasteiz: La llave.