Las paradojas me llaman poderosamente la atención, me alegran mucho cuando ocurren y aún más cuando creo entenderlas. Muchas veces parecen confrontar dos mundos diferentes, opuestos, sin embargo aparecen con una fuerza, un peso y una verdad que las hacen incuestionables. Cuando ocurren tengo la profunda sensación de estar asistiendo a algo importante, profundo, mágico, extrañamente todo encaja en ellas de un modo muy destilado, muy de verdad y más allá de lo racional. Aparecen como perlas, como por sorpresa y casi siempre tras un camino tortuoso, es decir, que no vienen de gratis. Y lo mismo que aparecen desaparecen, es algo involuntario e inconsciente. No sé si experimentar una de ellas supondrá un antes y un después en la persona, imagino que dependerá de tantos asuntos… que a saber, lo que sí estoy más convencido es que dejan huella, una huella que invita a un aprendizaje sin palabras, y que está más o menos disponible para la conciencia.

Paradojas
A continuación os ofrezco una pequeña recopilación de ellas, las cuales he ido recogiendo durante el transcurso de algunos procesos terapéuticos. Decir también que cada una de ellas es publicada con el consentimiento de la persona en cuestión.
- Suelto el lastre de la exigencia, estoy cansada de tanta exigencia, y no sé por qué lloro, debería estar contenta. Algo me duele… quizás sea por todo el tiempo que he estado así.
- Me da miedo pensar en tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, sin embargo al hablarlo y hacerme cargo de este deseo parece que me acerco más a mi marido.
- Ahora que me estoy acercando a mi hijo, algo me pasa que me siento triste.
- Lo tengo muy claro y lo veo claro de verdad, pero me siento tan confundido.
- Me alegra y me da rabia, me sorprende que la gente no reacciona como yo esperaba, me alegra! Y me emociono, creo que de rabia por todo el tiempo que he ocupado preocupándome de los demás.